Jesús no solo reunió a un grupo de discípulos, sino que les habló insistentemente de que debían considerarse como hermanos y por tanto en armonía. Tras la muerte de Jesús los cristianos fueron formando comunidades en las que se consideraban hermanos.
Sin embargo aparecieron dificultades para vivir esta unidad de hermanos, los apóstoles se vieron obligados a recordar a las personas el mensaje de Jesús.
Los apóstoles no hacían más que recordar el motivo de esta fraternidad:
- El elemento central de la comunidad es Jesús: "un solo señor, una fe, un bautismo, un Dios que es Padre de todos, que está sobre todos, actúa en todos y habita en todos"
Es Dios quien nos hace hermanos unos de otros. Por eso, en la comunidad, todos somos iguales. Poco importan las diferencias. El que nos une es Dios.